lunes, 14 de marzo de 2011

Ya queda poca


Desde hace algun tiempo me estoy fijando en una cosa, la sociedad cada vez es más desconfiada. Perdón somos cada vez más desconsiderados, me incluyo... he visto y oido demasiado para confiar en los demás.

Ahhh pero como cambia la cosa cuando el que necesita la consideración de la gente es uno mismo. Ahí van un par de historias reales que tienen como protagonista a gente de la que queda poca, gente amable y considerada, dispuesta a ayudar, gente de buena fe que no desconfia de lo que le pueda pasar por hacer un favor a un desconocido, en estos casos una desconocida, una servidora.

La primera historia ocurrió en una ciudad que no es la mía, fui a visitar a una amiga y me quedé sin saldo, no había ningún sitio abierto para recargar y no podia recagar en un cajero. Al verme así me armé de valor y a sabiendas de que no es tarea sencilla empecé a preguntar a la gente si podia usar su teléfono... que curioso la mayoria de gente en esa ciudad no tiene móvil, no tiene saldo o no tiene bateria...
Me costó tres cuartos de hora encontrar a alguien que me dejase el móvil para poder llamar y avisar de que había llegado.

Otra historieta esta, más reciente, hoy he salido sin paraguas de casa. Me he dado cuenta del error cuando estaba con los tejanos empapados hasta la rodilla, el pelo chorreando y refugiada en un soportal pensando si echar a correr el trozo que me faltaba de camino (10 minutos y una cuesta) o esperar que parase (no tenía mucha pinta). Mientras estaba parada iba mirando a la gente, todos con sus paraguas. Ellos me miraban a mí y seguían su camino. Han pasado quince minutos hasta que un señor se ha acercado a mí y muy amable me ha preguntado hacia dónde iba. Al ver que no iba muy lejos ha decidido acompañarme aunque tuviese que dar un pequeño rodeo.

Con estas dos historios llego a una conclusión, queda muy poca gente considerada con los demás y muy poca gente que se preste a hacer favores. Y me incluyo entre ellos porque hoy día no te puedes fiar ni de tu sombra y por eso cuesta tanto que la gente se fie de personas bienintencionadas que sólo piden ayuda.

2 comentarios:

  1. ¿Te puedes creer que dos de las veces que se me ha perdido la cartera, me la han llevado a casa? También me ha pasado lo mismo con el móvil, pero tuve la suerte de poder hacerlo a la primera.

    La verdad es que yo me he encontrado con mucha buena gente en mi vida... También he pretendido serlo con los demás.

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  2. si, es justo lo que dices... yo creo que no es culpa de "esa gente" en particular... sino de la sociedad que nos ha parido... que vistas las cosas, no me extraña que seamos desconfiados por naturaleza! En paises mas civilizados que el nuestro (que haberlos hailos) son mas amables y dispuestos en ese aspecto precisamente por eso, porque son mas confiados, puesto que hay menos delincuencia y mas civismo... y asi deberia ser!

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